sábado, 13 de febrero de 2010

De piojos y demás ETS

carnaval...
feriado...
pais festivo...
demasiado tiempo...
demasiado intervalo.
kestu fais la?

jueves, 11 de febrero de 2010

martes, 2 de febrero de 2010

Existe una región desconocida en nuestra propia geografía, un "topos" al que no podemos arribar sin la interpretación de sus manifestaciones. El olvido no existe, es un mecanismo de defensa, no podemos recordar o traer a la conciencia aquellas verdades que por ser tan dolorosas y a veces insoportables, quedan alojadas en ese territorio onírico y lúdico.

Nuestra historia es la historia de nuestra represión. Historia de las frustraciones por los deseos incumplidos. La palabra deseo se relaciona con la falta. Existe, entonces, una falta en el sujeto y un pedido al otro, un pedido de colmar esa falta.

Lévi-Strauss desde la Antropología señala el carácter de eficacia simbólica que enlaza ciertas analogías entre la cura shamanística y la entrevista psicoanálitica. El shamán invoca el alma del niño que está por nacer, no interviene sobre el cuerpo de la madre; algo similar realiza el analista, invoca lo inconsciente para llegar a una verdad que se manifiesta en el sueño.


Esta introducción del sentido, en el Psicoanálisis, rompe con un modelo físico de una ciencia cuantitativa e introduce una cualidad sin medida. Los sueños tienen sentido porque son la metáfora del deseo.

"El presupuesto básico de la interpretación psicoanalítica, su a priori metodológico, es que todo producto final del trabajo de sueño, todo contenido manifiesto del sueño, incluye por lo menos un ingrediente que funciona como tapón, como un relleno que ocupa el lugar de lo que necesariamente falta. A primera vista, este elemento se inserta perfectamente en el todo orgánico de la escena imaginaria manifiesta, pero en realidad contiene en su seno el lugar de lo que esta escena imaginaria debe reprimir, excluir, expulsar, para constituirse. Es una especie de cordón umbilical que liga la estructura imaginaria con el proceso reprimido de su estructuración. En síntesis, la revisión secundaria nunca tiene un éxito completo."(3)

El hombre, para Freud, está dividido entre consciente e inconsciente, entre la demanda que procura llenar la falta y la satisfacción que se sustrae, entre el deseo sin salida y el objeto que huye. Cada cual trata de descubrir lo que desea. "Si toda verdad trascendental es negada, si la única verdad concebible es la del deseo que procura salir a la luz, no hay más verdad que la del sujeto 'en espera'.